30 diciembre 2009

Balanza 2009

Empecé el 2009 diciendo "Esta es la vida que me merezco", solo que olvidé definir que quería decir con "esta es", más allá de un rico día de sol en el verano de una playa del sur de Lima. O sea, el verano no dura todo el año y para mi que no lo quiero tanto, menos.

Mi propósito 2009 fue extremadamente cómodo. Dije: "Sólo prometo seguir equivocándome en el afán de hacer mejor las cosas, y seguir aprendiendo de ello para que mi próximo balance de fin de año sea bueno, y así tener excusa para celebrar con la gente que quiero sin cargo de conciencia"

Y lo cumplí. Me equivoqué, me equivoqué y me volví a equivocar todo lo que pude. Mi terquedad y mi piconería salieron a relucir de manera espectacular. Me gradué de Cata, la constructora...de castillos en el aire, y limpié mi espejo hablador con barro, por lo que la voz del otro lado del espejo la escuché muchísimas veces distorsionada. Y comprobé que prometer a fin de año equivocarte mil veces no es compatible con decir a principio de año "esta es la vida que me merezco".


Fue como cualquier otro año porque derramé todas las lágrimas sonrisas que pude.Y las que no, tambíen. Como todos los años. Y como siempre, se sintió como si fuera la primera y última vez que riera, llorara o viajara en cualquiera de los extremos o medios de las emociones humanas. Y el 2009 fue, como todos, el último año que... n cosas, también fue el primer año que... n+1 otras.

Adoro estos rituales de año nuevo, el mirar al cielo a las 12 de la noche y caminar como si no fuera necesario ver por donde pisas. Salir de lo cuadriculado de la dorada cotidianidad para pensar que lo que se te va a ti, también se le va a todo el mundo.

Lo único bueno de estos ritos comunes a la humanidad es que nos renueva una oportunidad de hacer diferentes las cosas en días que sabemos que pueden verse exactamente igual que los del año anterior, pero que más... tienes la oportunidad de mirarlos de otra forma, porque ya no eres la misma persona de hace 365 (No, no leo libros de autoayuda, solo me revisaba hace 365 días y no me imaginaba, ni remotamente, escribir desde donde estoy sentada ahora).

Adoré este 2009.
Por las personas que conocí.
Por los abrazos que recibí y que pude dar.
Porque me enamoré aunque sea solo para acordarme como era.
Por la magia que aprendí a reconocer.
Porque encontré la brújula que no necesitaba.
Por las lágrimas que derramé.
Porque encontré novísimas razones para sonreir.
Por los libros que leí.
Por los conciertos en los que mi garganta, mi corazón, mi cerebro, y algunos muchos otros órganos quedaron comprometidos.
Por las personas cuyo nombre real lo mantienen en reserva solo para algunos pocos privilegiados, pero son igual de reales en el universo paralelo.
Porque vi casi todas las obras de teatro que me dio la gana.
Porque caminé hasta destrozar mis converse.
Porque recordé las razones por las que soy periodista, y encontré otras tantas.
Porque recordé las razones por las cuales ser mujer es, aun, un desafío, y soy absolutamente feliz por ello.
Porque terminé de cerrar el contrato con una parte de mi adolescencia.
Porque aprendí otra forma de querer.
Porque me vi al espejo, en serio.
Por los amigos que encontré, por los que conservé y por los que volvieron.
Porque me dio la gana de vivirlo como lo viví y me hago absolutamente responsable de ello.
Porque acabó el año y siento que no pasó de largo.

Una canción, un libro, un viaje, un artículo, una película. Solo porque si.

LA canción



EL documental



LA pelicula



LA obra

29 noviembre 2009

Equipaje de viaje

Dicen que las mujeres siempre cargamos más peso del que necesitamos en nuestra maleta / cartera / mochila / bolso de viaje / maletera del auto. Lo más probable es que sea cierto, sobre todo cuando la palabra cachivachera termina siendo un adjetivo para definir a la fémina en cuestión. Bueno, el "por si acaso" suele jugarnos una mala pasada a veces, a muchas de nosotras, aunque también es cierto que hemos sacado de apuros a decenas de personas cercanas a nosotras (y a nuestras carteras) gracias a ese sobrepeso. ¿De qué se quejan, si por último el sobrepeso lo cargamos nosotras?

El caso es que todo este rollo se me viene a la cabeza por mi último viaje: viajé solo con lo justo y necesario en la maleta, hasta sin necesidad de meter equipaje en la bodega. La bolsita con las piedras pesadas venía en el equipaje de mano y su destino era quedarse allá, en las tierras de mis añoranzas cajamarquinas.

Pero cuando regresé, estuve a punto de pagar US$23 por sobrepeso, cortesía de mis tíos y sus recuerdos a la familia. Gracias a Dios y a la benevolencia de la señorita trabajadora de Lan, no pagué dicha suma, solo tuve que viajar cual ekeko, cargando además de mi bolso de viaje, una retahila de bolsas y mi maletín-el cual por alguna razón pesaba mucho más de lo que pesó dos días antes, cuando recién llegaba-. Mi bolsita de piedras, por su lado, fue terca y me siguió. Y por alguna razón extraña trajo una carga solo comparable con la cantidad de desmonte que dejan los obreros de construcción civil a su paso en una manifestación.

Ya dejé todos los encargos en casa de mi madre, pero aun no termino de deshacer la maleta, y apenas he chequeado porque construcción civil cargó mi bolsita de piedras, aunque no seamos tarugos, cada quien sabe cuando falsea el contenido de su bolsa (por eso no te creo Francis Allison!) Apuesto a terminar de vaciar las bolsas antes del próximo viaje... me lo prometo. Y, vamos, me lo merezco.

09 noviembre 2009

Noviembre, para mi

Mio, todo mio. Noviembre se caracteriza por pasar casi desapercibido entre los comerciales de panetón y las cuentas que uno hace para tratar de regalarle algo a todos los que quiere (o dice querer). Noviembre para mi nunca ha existido, ha sido siempre la continuación del turrón de octubre que se abre paso entre las primeras caritas de Papá Noel que aparecen en el mercado.

Pero este año me propuse hacer que exista. Y a la par de aderezarlo con el primer mes de mudanza, y todo lo que ello conlleva (aprendizajes superpuestos que le llamo), toca volver a viajar a un lugar que de mi depende rescatar mis mejores nostalgias y ponerle algunos puntos de color en medio del paisaje perpetuamente decorado en una preciosa escala de grises. Regresando toca escuchar al gran Juan Carlos Baglietto, a cantar que solo se trata de vivir (esa es la historia), tratando de tirar una moneda al aire...

Ah... yo quiero que este noviembre exista, y está existiendo. Lo estoy haciendo existir. He jurado solemnemente no quejarme de la existencia del lunes, ni del domingo, sino procurar hacer divertidos los días de la semana, que al final son tan poquitos que apenas se dan tiempo de existir los pobres, y tienen que recurrir a la repetición perpetua.

Y noviembre me espera hace meses con esto esto, con la oportunidad de gritar, entre otras cosas, "I wanna breathe that fire again" como se debe.

Una del posible set list... queda.

02 noviembre 2009

La hija y la luna

La luna llena siempre tiene historias. Románticas (en todos los sentidos de la palabra), melancólicas, depresivas, terroríficas, eróticas... ¿ninguna es feliz, o es que estoy viendo un mundo ensombrecido por algún artificio del que soy víctima de nacimiento?

La luna llena para mi es una guía, del camino que aun no existe, o que aún no conozco. El recuerdo de una niña de nueve años caminando a tientas por lugares desconocidos, sin más guía que la luna y la confianza traducida en una mano apretadando la mano de mamá y otra del guía, o de quien había que creer que guiaría la hora y media de caminata nocturna hasta llegar a nuestro campechano destino.

Hoy en mi Lima, la gris, preciosa, tugurizada y "culturizada" (como me dijeron hoy), la luna llena brilla más llena que nunca. ¿Y eso? Vaya usté a saber, que la luna es mujer y de las más complicadas. A mi la luna me trae recuerdos. Muchos, un montón. Recuerdos de cosas que pasaron, de cosas que pasarán y de cosas que me gustaría que pasen algún día, aunque sea un ratito.

Hay canciones de luna, muchas: desde la luna lunera cascabelera hasta la cincuenta versiones de Dancing in the moonlight, pasando por (qué feo recuerdo), la "luna" de Ana Gabriel (si usted no la ha escuchado, ni la busque, a menos que tenga tendencias masoquistas o intente hacerle pasar un mal rato a alguien).

A mi me gusta esta, la de Mecano, la de la Torroja, y no porque me recuerda una noche de luna, sino una madrugada de lluvia, aguacero torrencial (como la Torroja) y una de las primeras últimas despedidas de papá. Y me recuerda que los recuerdos más tristes también uno también se los fabrica, con toda la irresponsabilidad del mundo.

24 octubre 2009

Buenos deseos

"Ten cuidado con lo que deseas, que se puede hacer realidad". Hay deseos y deseos. Hay un mandamiento que dice "no desearás a la mujer de tu prójimo", pero ya sabemos que los deseos se disparan a lo que es del prójimo o a lo que aun no es del prójimo pero tampoco es propio, o a lo que no es ni será del prójimo pero tampoco es nuestro.

Pero, ¿qué pasa cuando alcanzamos nuestro objeto de deseo (sea carnal o algo más 'espiritual'/material/todas las anteriores y más)? Pues, en teoría, lo disfrutamos tantito... y tantito también salta otro deseo a nuestra cabeza.

Dice la sabia Wikipedia que "El deseo es la consecuencia final de la emoción inducida en origen por la variación del medio. La cadena causa-efecto que le corresponde es la siguiente: Emoción -> Sentimiento -> Deseo." o en buen cristiano wikipediano, el deseo es "el anhelo de saciar un gusto". Déjese usted llevar por el espíritu, arrastrar por el anhelo de saciar sus gustos, o préndale velitas al santo de su preferencia (o al que mejor le hayan marketeado).

Es difícil satisfacer algunos deseos tipo la paz mundial. No sólo porque Dios (que es a quien suelen pedírselo) nunca participará en un concurso de belleza, sino porque creo que no se puede desear más de (o más que) lo que se está dispuesto a trabajar por conseguir(lo).

Por ejemplo, todos los cumpleaños en los que pude (o tuve que, que no es lo mismo) apagar velitas me pasé la vida pidiendo como bendito deseo, una bendita bicicleta. Y no lo decía, porque "si lo dices, no se cumple". O tal vez debo haberlo dicho en algun momento y no lo recuerdo, porque a mis 26 años y luego de tantas velitas apagadas -tantas que hace 4 años conquisté mi derecho de ya no apagar ninguna- por fin tendré mi bicicleta: me la compraré yo, en diciembre.

O sea, no me malinterpreten. Puedo desear la paz mundial, pero además de mis buena vibra para el mundo, eso se centrará más en lo que haga por conseguir una relativa paz mi siempre caótico microcosmos, dado que la guerra en Irak, la del Vrae, o la eterna lucha razón-sentimiento no la he de solucionar yo. Por ahora, mi contribución a la paz mundial será una superficial bicicleta, que no solo cumplirá uno de mis más preciados deseos, sino que cumplirá un pequeño sueño que le prometí hacer realidad a mi sobrino: salir a manejar bicicleta los dos juntos (esa es mi contribución a la paz en su pequeño y a veces solitario mundo infantil)

Soundtrack

El inefable Pedro Guerra, sobre deseos que nos vuelven locos por nada...



y el genial Stevie Wonder, sobre el deseo de retroceder el tiempo, o un tiempo, que no es lo mismo

19 octubre 2009

Camino

Camino puede ser verbo y sustantivo. Y las dos cosas al mismo tiempo. Dicen que cuando no lo conoces (al camino), es bueno tener un mapa. GPS en estos tiempos, brújula y pergamino en otros.

Pero no todos los caminos tienen mapas hechos que nos salven de andar con el machete en la mano, abriendo trochas. También es cierto que todos los días se descubren caminos que no hay mapa que los registre antes que los camines... el riesgo es que no tienes idea de a dónde llegarás, pero ese ya es problema de quien quiera o no caminarlos.

No sé ustedes, pero siempre he querido caminar este caminito, solo por purita pose de fan enamorada.

26 setiembre 2009

Nostalgia bonaerense

Llueve en Buenos Aires, otra vez y como siempre lo recordaré. No se preocupe, yo tengo mi propio servicio de meteorología.

Mi nostalgia por Baires tiene tantos nombres como Dios. Cuando me enredo voluntariamente en ella, suena el tango que nunca bailaré con Carlos Gardel, la palabra "porteño", el "ché!" que tanto decía mi padre y las palabras del Che, el que murió en su ley. Y veo a Maradona, Caniggia, y ahora Messi haciendo magia con la pelota, mientras alumbra la luna del Luna Park, (porque yo le creo a Fito que en Buenos Aires cuando se habla de la luna solo hay una: la del Luna Park).

Se llama Charly, al cual voy a ver cada vez que viene porque quien-sabe-si-podré-volverlo-a-ver-otra-vez. Y porque sí, es adolescente escuchar Sui Generis, y es más adolescente que a los 26 años alguien trate de sacar los acordes de "Rasguña las Piedras", y yo sigo intentándolo.


Y suena a Piazolla, y a que las callecitas de Buenos Aires que tienen un no se qué (ya sé que estoy piantao, piantao, piantao). Y al flaco, que me llevó a Almendra y a Serú (por la Sarita que hubiese preferido escucharlos en kst), y me transporta por la máquina que no solo hace pájaros, sino maravillas musicales.

Se llamó (y se llama) por años Calamaro, que me regala mentiras verdaderas y que me acompañó a crecer con los Abuelos de la nada al lado. Por Soda, por Bersuit, porque también he tomado para no enamorarme y visceversa. Por Ataque, a quien probablemente nunca veré y por los fabulosos, a quienes debí volver a ver.

Y claro, mis conversaciones con Borges, Cortázar, Bioy Casares, Walsh, Sábato y Pizarnik
, en un barcito de esos que aun no piso, pero que conozco de memoria, son de caracter confidencial. No se puede romper el off de record.

Yo te entiendo, Enriqueta

¿Saben? adoro los columpios. Y claro, también a Liniers.

16 agosto 2009

Como ser feliz en tres palabras

No importa si son dos, tres o 10 las horas que llevo durmiendo. Gianfranco diciendo (o gritando)"Madrina, ya amaneció" es lo único que necesito para ser feliz.

Gianfranco ya aprendió a cortar, pegar y ponerle letritas a las fotos, y juntó su foto y la de su hermanito. Entonces, esta es la presentación en sociedad de mis ahijados.

Madrina con babero, no insistir.



03 agosto 2009

Soundtrack (II)

Cuando uno pone una primera parte, por alguna tonta razón cree que tiene que poner una segunda.
Lo rico es cuando algún pedacito de melancolía te empuja a hacerlo. Como ahora.
Ayer fue el matrimonio de dos amigos muy queridos desde la adolescencia, y esto sirvió de excusa para el reencuentro en pleno de un grupo de amigos (sí, esa familia que uno escoge) con quienes compartimos la vida y las pequeñas muertes desde hace más de 10 años. Reencontrarnos ayer casi todos fue suficiente para activar la chispa que dinamitaría la melancolía no sólo del pasado, sino también del futuro. Y claro, la música que acompaña aquello siempre.

Como la canción que nos sorprendió a las 5 a.m., cuando salíamos de comer un arroz chaufa de carne nada recomendable. De pronto bajó un sujeto de un taxi y entonó "Dos gardenias para ti"... La canción que acompañó a un grupo de zamarros hace unos 10 años, cuando desenvolvíamos juntos las primeras sorpresas que nos traía la vida, y aprendíamos a escuchar a Buena Vista Social Club. Muchas de ellas compartidas en el Munich, con dos jarras de cerveza (para 15 personas), o dos gaseosas. Qué más da, las gardenias nunca morirán, no importa con que las reguemos. Y así sucesivamente...



2. Soda Stereo. Prófugos.



3. Calamaro Lo que no existe más...



4. NatKingCole Inolvidable.



5. Sui generis Confesiones de Invierno.

27 julio 2009

Quino y yo

Quino dice que no entiende por qué tanta alharaca por él. Tal vez porque nos regaló personajes para que todas las generaciones del mundo nos identifiquemos por siempre. Tal vez porque cada vez que lo leemos es inevitable sonreir y pensar al mismo tiempo. Tal vez porque me hacer recordar cuando aprendrí a leer. Tal vez porque me hizo sentir completamente delincuente y fuera del protocolo por meterme donde no debía, agenda en mano y pidiendo permiso para interrumpir, después de interrumpir. Tal vez porque siendo tan políticamente incorrecta en ese momento, me sentí más cerca de todo lo que aprendí leyéndolo. Tal vez.

Y claro, lo único que atiné a preguntarle fue ¿puedo darle un abrazo? Creo que no merecía que le haga ningún otro tipo de pregunta, y por otro lado, tampoco me atreví a hacerle otra. Mire usté la cara de cojuda que tengo en la foto y que me duró, creo, todo lo que quedó del día. Pero cuando una es feliz, la cara es lo de menos.

29 junio 2009

Michael Jackson tenía 50 años cuando murió

Pero tenía 30 y pocos cuando amenazaba venir al Perú con su "Dangerous tour". Entonces mi edad no llegaba a los dos dígitos, pero ya tenía en la cabecera de mi cama el poster bendito, auspiciado por Pepsi. Pero más que su muerte, hay algo que me dejó helada: no podía creer que Michael Jackson tuviera 50 años.



Aunque pensando detenidamente, concluí que no estaba segura si lo que no podía creer es que él tuviese 50, o que yo ya tenga 26.

Cómo pasa el tiempo, que de pronto son años...

21 junio 2009

Vos sabés


No, no. No es que sea día para escuchar a Los Cadillacs. Sólo que seis años después de la muerte de papá y siete años después de la muerte de mi padrino, recién caigo en cuenta que a los dos hombres más importantes de mi vida nunca les regalé nada decente por el día del padre, ni ninguna otra fecha similar.

Ojo, digo que no les regalé nada decente, que no es lo mismo que decir que no les regalé nada.

Entonces me puse a pensar que les hubiese podido regalar este año.

Hice un recorrido de las travesuras que mi padre me permitió benignamente realizar durante mis primeros años de infancia, y aquellas cosas que compartíamos en silencio. Un silencio cómplice, que casi siempre encerraban un tácito "que no se entere tu mamá". Eran cosas sencillas: ver televisión, comer morcilla, tomar café, jugar cartas, llenar el crucigrama, leer el periódico. ¿Por qué no debía enterarse mi mamá? Esas son historias más divertidas que me las reservo porque me da la gana de hacerme la misteriosa y de reirme sola, para que piensen que estoy loca o que "quien solo se ríe, de sus maldades se acuerda".

Papá, debería regalarte este año una biblioteca. Nunca entenderé como te habías leído casi todos los libros existentes sobre la faz de la tierra y nunca tuvimos una biblioteca en casa. No importa, a los padres hay que quererlos, no necesariamente hay que entenderlos (sí, me robo la frase de otro refrán).

Pero en algún momento de la semana cambié de idea. Te regalaría un par de dvd's de películas de Bruce Lee, esas que tanto nos gustaban. Y te armaría una colección de a poquitos. Mientras, te traería un libro cada cierto tiempo, con la misma frecuencia con la que le traigo alguna monería a madrecita. Vos sabés, que si me dabas un tiempo para tener en la billetera un par de reales más, lo hubiese hecho, y hubiese salido de las pantuflas y pijamas. Pero no es mi culpa que siempre hayas estado apurado.

Mientras tanto, también pensaba en mi padrino. Sobre todo porque ayer en casa de Analía, encontré en su mesa de centro un recuerdo que se había perdido en los laberintos de mi antes impecable e inexcusable memoria. Encontré pepitas de eucalipto. Esas que recogía en mis caminatas cajamarquinas mientras escuchaba esa voz fuerte, de militar en retiro que decía "mirate patita loca, las cosas como son" (deberíamos cobrarle a Sprite por esa frase no?). Ahora yo le digo a MI ahijado "mira kimosabi, las cosas como son" (sólo que él piensa que me copié esa frase de la tv...niños!)

Con las ollitas de barro adornando mi escritorio, sonrío pensando en lo churro que te verías aún ahora, y lo bien que te hubiese caído una boina, ploma, a cuadritos. Apuesto que a nadie se le habría ocurrido. Vos sabés, te hubiera llevado el regalo con la misma prontitud con la que acudiste a mi auxilio en mi fiesta de promoción. Pero que culpa tengo yo que los hombres de mi vida sean tan apurados!

Igual, me los imagino caminando, a uno con su periódico favorito (recortarías mis artículos con el mismo afán con el que recortabas las columnas del mirador y las frases célebres?) bajo el brazo y al otro (mira que por hacerte caso duermo 6 horas y sueño 24!) con su abrigo, su chalina y la boina que le debería regalar.

No siempre el hubiera es el tiempo cojudo del verbo haber. A veces es una bonita forma de acomodar la nostalgia al día a día.

14 junio 2009

Domingo


En mi época escolar adoraba los domingos: eran el día previo para volver al colegio, y eso me hacía feliz. Así no haya terminado todas mis tareas o cumplido todos mis propósitos findesemaneros, me provocaba disfrutar este día - a mi manera - leyendo, escuchando música, preparando postres, jugando, viendo televisión... Nada que no hiciera o no pudiese hacer otro día de la semana, pero hacerlos el domingo tenía un feeling especial.

El domingo coronaba la semana de manera especial. El sábado era día para salir (aún lo es) con los amigos, a comprar, a buscar libros a Quilca, etc., etc., etc. Pero los domingos el aire se sentía diferente.

Recuerdo haberme enamorado de la canción de Serrat un domingo. Y haber terminado de leer La Mil y Una Noches un domingo. Y terminar la mudanza de mi cuarto un domingo. Y sentarme a ver el narrador de cuentos. Y preparar mouse de chocolate. Y tomar un lonche opíparo, más allá de lo que mi pequeña barriga soportará históricamente. Y escapar a aprender a jugar 'taco' con los amigos. Y aprovechar para jugar con mi amigo imaginario.

No llueve en Lima. No hay forma de lavarse la nostalgia de aquellos domingos cuyo feeling espero no haber perdido en los vericuetos de la vida.

11 junio 2009

Periodista aprendiz busca Remington Rand desaparecida hace 10 años


Uno de mis recuerdos de infancia, y muy culpable de que mi cabeza vuele y viva entre las nubes, es la vieja Remington que yo juraba sería mi mejor herencia, y que se apartó de la familia por causas desconocidas. Como el padre que se va a comprar cigarrillos y no regresa, ella se fue a la oficina de papá para redactar algunos documentos y parece que olvidó el camino de regreso. Estaba viejita la pobre... le habrá dado alzehimer?

A veces miro la mesa del comedor y me veo a los 13, 14, a los 16 años tipeando de amanecida los trabajos del colegio, mientras soñaba que toda la vida tipearía en ella, y me pregunto... dónde estará ahora?

Y era exactamente así como la ven en la foto... solo que se había salido el esmalte de lo viejita que andaba la pobre, y de todas las cosas que habíamos escrito juntas habían un par de letras que me costaba reconocer a simple vista, pero que mis manos conocían de memoria. Ah, la memoria de los sentidos!

Si alguien la ha visto, por favor, avíseme. Y un pedido a un par de mis grandes amigos que sé me quieren ayudar a encontrarla: no me la regalen!!! No me ayudarían... esta máquina y yo tenemos un tema pendiente, que necesitamos arreglar solo las dos, y para eso tenemos que encontrarnos frente a frente y tengo yo que sacar dinero de mi billetera para pagar la fianza. Pero si me dicen donde encontrarla, les doy un abrazo, un beso y un toblerone.

Entonces, ayudaran a que esta descocada aprendiz de periodista haga que nunca más falte en su hogar una Remington Rand?

05 junio 2009

Soundtrack (I)

Hace poco un buen amigo me dijo que él podía vivir sin música pero no sin libros. Supongo que no tuve tiempo de preguntarle el por qué y pedirle su top 5 de canciones, pero lo tengo apuntado entre las cosas que probablemente nunca podré hacer, por si las moscas.

Lo que si puedo hacer, y me quedó dando vueltas en la cabeza luego de ver "Alta Fidelidad" es mi propio soundtrack. La película altamente recomendable, a pesar de que muchos momentos pasan tan de volada que no permiten precisamente la degustación del producto, pero hay sensaciones que te llevas a tu casa y las aprovechas como mejor te parezcan, no? Como la música. Aquí va mi top 5 parte, parte 1 (al mejor estilo de los cuentos de la criptaaa!)

Lucía (tenía 12 años, tenía gripe, tenía fiebre, tenía una radio vieja pasando esta canción... y 12 años después tenía a Serrat al frente cantandomela)



Can you read my mind? (Por qué la escucho todos los días, desde que la conocí? No tengo la más mínima idea... ni quiero tenerla, no siempre necesito todas mis respuestas)



Y que el idilio nos dure siempre (adoro esta canción, que no he bailado nunca... o mejor dicho, aún)



Papá cuéntame otra vez (porque me resisto a pensar que al final todo da igual)



Historia del tuerto y los ciegos (se puede disimular la estupidez?)



Bonus track

Te quiero (y bueno... la melancolía de Benedetti)

13 mayo 2009

Vocación

Para Klin y Sophi, por su ejemplo de una perdidamente verdadera vocación

- Alo, ¿con Cata por favor?
- Un momentito, ¿de parte de quién?
- De su vocación
-Cataaaaaaaaaaaa, responde el fono!!!! es urgente!!!

No, las cosas no suceden así. Pero casi. Desde que tengo 14 años me enseñaron que seguir tu vocación es responder a un llamado de la vida (de Dios, si eres católico, y si no, obvia este paréntesis). La cosa es que la vida no te llama por teléfono, y acabo de descubrir hace un par de semanas que uno puede (debe, según yo, pero no me quiero poner dictadora) tener más de una vocación en la vida.

Pequeñas vocaciones que te conducen (o deberían conducirte) a tu vocación por vivir o morir de determinada forma. Bueno, cada uno tiene distintas vocaciones y distintas formas de ser feliz o infeliz, o de pretender serlo, aunque eso de las pretensiones para mi sólo es válido para Nat King Cole, pero bueno, no hay que desviarse del tema. O sí. Es decir, hablar de quedar sólo en pretenciones implica no seguir completamente tu vocación, y eso me parece más que triste.

El caso es que lo más cercano que encontré sobre la vocación, y un texto que me sigue y espero que me siga de por vida, es el siguiente:

No hay nada más práctico que encontrar a Dios. Es decir, enamorarse rotundamente y sin ver atrás. Aquello de lo que te enamores, lo que arrebate tu imaginación, afectará todo. Determinará lo que te haga levantar por la mañana, lo que harás con tus atardeceres, como pases tus fines de semanas, lo que leas, a quién conozcas, lo que te rompa el corazón Y lo que te llene de asombro con alegría y agradecimiento. Enamórate, permanece enamorado, y esto lo decidirá TODO.

Pedro Arrupe S.J


Y aquí Nat King Cole

29 abril 2009

Cybertiempos (I)

* Cumpleaños en el google calendars. Saludos solo por el facebook
* Agenda en el google calendars.
* Te quiero mucho = tkm
* Responder o no un correo electrónico, o demorar en hacerlo (arma de doble filo para los ansiosos, para los desordenados, para los olvidadizos... siguen firmas) puede arruinar una relación de cualquier tipo, o sencillamente, causar enrrrrrredos. La extensión, para algunos también es una complicación
* Escribir bye y desconectarse en el acto, en el msn, puede equivaler a cortar una llamada telefónica (susceptibilidades...)
* Según los estudiosos, los niveles de hipocresía y de cobardía se han elevado a nivel 6 OMS (tantas cosas se pueden esconder tras una pantalla)
* Los índices de migraña y de venta de colirio para ojos rojos han crecido, ante la proliferación de pdf's.
* "Yo te hablé primero por el msn" "Nunca me hablas por el msn tú" "Para que te conectas si no vas a hablar" "Nunca me comentas en el faacebook" "Siempre esperas que te hable yo por msn" "Nunca te despides bonito por el msn"... etc., son frases que me hacen pensar que la inteligencia emocional de algunas (muchas) personas, puede verse seriamente afectada por una suerte de 'regresiones' a alguna parte de su infancia, entre tantos elementos de este cybertiempo, por el facebook o el msn ¿hay remedio? siempre estará el 'no conectado' o el bloquear contacto. Si es indispensable tener a la persona que hace ese tipo de reclamos en tu lista de contactos... te jodiste.

Pd. Algo buenísimoo de estos cybertiempos, es que tus amigos te pasen canciones como esta:

07 abril 2009

¿Bendita sea la ignorancia?

La ignorancia no siempre es atrevida. Hay cosas que es preferible no saber, o hay cosas que a estas alturas de la vida (que siempre que lo digo pienso que esas alturas son cada vez más altas), han hecho que cambie un poco la idea de que es bueno saberlo todo, no ocultar nada.

Por ejemplo, yo realmente, preferiría no haberme enterado como se hace el azúcar: mi nariz me lo agradecería. Y creo que también preferiría no haberme enterado los efectos secundarios de la Coca Cola Light / Zero: mi estómago me lo agradecería.

Tal vez hay cosas que al corto plazo es mejor no saber, aunque a largo plazo valga la pena haberlas sabido. Pero como la lluvia nunca vuelve hacia arriba, tal vez nunca nos enteraremos cuando es o no bueno salir de cierto tipo de ignorancia, o nos enteramos muy tarde. Y como las cosas pasan por algo, aunque ese "algo" para nosotros no es entendible sino hasta el final de la situación, que es el equivalente a Dios sabe porque hace las cosas, aunque nosotros seamos los últimos en enterarnos... me quedo pensando en el costo y/o el precio que a veces trae salir de cierto tipo de ignorancia. A veces, jode. Sino, pregúntenle a mi nariz durante el paseo en la fábrica de caña de azúcar. O pregúntenle al kiwi (que probablemente muchos llevamos dentro), si aun lo encuentran.

06 abril 2009

¿A qué hueles?


O mejor dicho ¿qué olores tiene tu vida? Son tantos que a veces se mezclan los unos con los otros y olvidamos que tenemos nariz. Como si tuviéramos nariz sólo en el instante en que la memorable fragancia entró a nuestro cuerpo, o cuando recordamos algún desagradable olor cortesía del servicio de ornato de distintos puntos de la ciudad.

Hay olores que perduran, olores que te hacen correr, olores que te hacen volver la cabeza, olores que te hacen doler la cabeza (por razones distintas), olores que actúan como máquina del tiempo, otros como la única tablita que te mantiene a flote en el mar de un recuerdo que no quieres dejar escapar... e te cé. Hay olores que la memoria bloquea, otros que la memoria aviva, y hasta aquellos que la memoria nunca deja de tener a flor de piel. Creo que los olores son más difíciles de recordar que las imágenes, que los sonidos, que los sabores y hasta que las texturas. Tal vez por eso, me parece que guardamos con más presición los 'buenos' olores (los malos simplemente 'apestan' y ya). Y tal vez por eso cuando viene uno de ellos a mi cabeza, o a mi nariz, una sobredosis de adrenalina suele recorrerme el espinazo del diablo, mientras las mariposas de Mauricio Babilonia revolotean en mi estómago. No cualquier olor regresa a la memoria, o no cualquier olor la reactiva.

Por el olor recuerdo (y con muchos de ellos se me pone la piel de gallina y todo lo dicho antes) la sala Eco, la casa de mi padrino, el lápiz labial 'pimienta caliente' de mamá, a mi papá, al primer chico que me gustó, al que me gusta, los primeros meses de mi ahijado, mis primeros días de clases en el colegio, la facultad, la torta de galletas y chocolate de la abuela... Cuando leí "Día de Visita" de Marco Avilés, recordé por qué me gusta tanto el café: porque el café sin olor no es más que un trago amargo.



Pd. Pongo "tu nombre me sabe a hierba" porque me encanta la forma en que Serrat obliga a que reutilicemos nuestros sentidos. Además, ¡es Serrat!

01 abril 2009

¿Cambiar el mundo o que el mundo nos cambie?

¿En realidad sonamos sino no nos apuramos a cambiar el mundo, porque después es el mundo el que lo cambia a uno?

Sí, pero no tanto. O sea, creo que a veces tienes que dejar que el mundo te cambie un poquito. Para querer cambiarlo es mejor conocerlo, dejarse curtir por él a pedacitos, porque si no lo conoces no vas a saber por donde empezar cambiarlo. Y eso te cambia la vida.

Es sencillo encerrarse en un rinconcito de la vida y decir que se quiere cambiar el mundo sin conocerlo realmente: sin verlo más allá del escritorio, sin vivirlo, sin sufrirlo, sin gozarlo o sin sentirlo.

Pero una vez que empezamos a conocerlo, la idea es nuna dejar de intentar conocerlo. Sino...Sonamos!

PD. No sé ustedes, pero a veces tengo miedo de que realmente sean sólo cosas de la juventud. No, ¿no? NO! =)

29 marzo 2009

Aeropuerto

Dícese del plato de chifa al paso que combina tallarín, arroz chaufa y huevo. Y dícese de aquel monstruoso edificio que puede combinar sentimientos con la misma gracia (o desgracia) que el cocinero del chifa al paso.

Dicen que la sección de embarque de cualquier aeropuerto es la más triste del mundo, y que la de llegada la más feliz. Puede ser. Pero, para que en un lugar la puerta de llegada sea feliz, tuvo que haber una puerta de salida que también lo sea ¿Y qué de la gente que adora viajar, y que de aquellos que detestan regresar? ¿No cambia eso el sentido de las salidas/llegadas?

Me gustan los aeropuertos como me gustan los terminales terrestres. Funcionan, siendo exagerada, como una suerte de purgatorio. O como sala de espera frente a una puerta, donde no tienes idea que encontrarás al abrirla, y esperas sentado como mejor quieras esperar, porque sabes que se abrirá en cualquier momento. Me gusta la imagen de una persona esperando que llegue el momento de cruzar las puertas, de cruzar el cielo y llegar a una nueva aventura, a un nuevo paisaje, una nueva pieza del rompecabezas de la vida. Buenos o malos, de los viajes siempre he traído mis pulmones purificados y mi maleta con souvenirs cuyo peso no es contabilizable en los controles de las líneas aéreas. Los aeropuertos / terrapuertos para mi son una suerte de pasaporte para poder mirar algunas cosas de otra forma.

Estoy a cuatro horas de mi siguiente vuelo, y estoy contenta. A pesar de que será un viaje de ida y vuelta. A pesar de que siempre que esté en un aeropuerto le tenga cierto temor a la canción de Ismael Serrano, que curiosamente es una de mis favoritas. Y sobretodo, a pesar de que siempre le tendré miedo a los aviones.

18 marzo 2009

Horario de Oficina

Trabajo de lunes a viernes, marco tarjeta una sola vez al día, a la hora que me acuerde y no tengo hora de entrada fija. Envídienme. Esta semana un amigo me habló del horario de oficina y me quedé pensando en ello.


Creo que los horarios "de oficina", dependen del estilo de vida de cada uno. Mi papá, por ejemplo, tenía horario de oficina las 24 horas, pues su oficina quedaba al costado de mi casa, y tenía clientes que toban la puerta de mi casa a horas insospechadas y en las circunstancias más inesperadas, con motivos inverosímiles.

Mi horario de oficina es sencillo: el horario en el que tengo chamba pendiente. Y como comprenderán, lo/as periodistas nunca estamos seguros de cuanto dura la chamba pendiente. Ayer salí de la oficina a la media noche, el lunes llegué a las 11 y salí a las 6, el martes entré a las 9 a.m. y salí casi a las 10 p.m., y excepto los días que tengo clases, es muy difícil predecir los horarios de salida, pero con todo y todo eso... me encanta mi horario de oficina.

Ahora, esa expresión también me recuerda a una amiga cuyo novio le decía que lo visite en horario de oficina, de 3 a 6. Y a un amigo que me decía que lo visite en su chamba, en horario de oficina, de 9 a 5.

Y recuerdo también cuandoalguna vez solté la frase "no atiendo a provincias fuera de horario de oficina" y una persona muy inteligente me dijo: "define el horario de oficina de un periodista, y define el horario de oficina de un amigo". Ahora trato de prescindir de algunas frases prefabricadas a la mala, y entendo cada día mejor, que para las cosas que quieres no suele existir horario de oficina, y no sueles mirar el reloj, a menos que sea para esperar que llegue el momento de hacerlas.

Pd. Me provocó dejar una canción que esta semana fue parte especial del soundtrack de mis horarios de oficina periodísticos...

13 marzo 2009

Llueve en Buenos Aires (I)

En el torturante sol limeño siento la lluvia bonaerense. No estoy contando cuentos raros ni le he metido nada raro a mis cigarrillos. Hasta mi oficina en el Centro de Lima, sentí el producto de las nubes que Baires derrama sobre sus habitantes.

Algunas cosas llegan en excelentes o en buenos momentos. Otras en malos. Otros en neutros (que son odiosos). Otras en los peores. Cuando llega algo bueno en un mal momento, o visceversa, no siempre puedes recibir al recién llegado como se merece: con un abrazo, una patada, o algo más que un "joder!" "justo ahora", o "por qué yo". Y casi siempre es tranca de asimilar. Pero hay cosas sencillas que llegan en momentos precisos. Por ejemplo, a mi me llegó la noticia de que en Baires llovía y me puse jodidamente feliz, aunque sé que hay personas a las que esa lluvia les cae triste. A mi la lluvia me cae bien en cualquier momento. Me gusta porque, como dice un amigo mío, caminar bajo la lluvia es como si te lavaras la nostalgia.

Y pensando en eso salí a la calle, y en Lima también intentó llover. Al menos, hizo el intento.



Pd. el embed no es para mirarlo, sino para escucharlo.

09 marzo 2009

Un libro feliz

Tenía necesidad de un libro feliz. Ojo, no de Cohelo, ni El Delfín, ni la Vaca, ni el Queso, que esos para mi no son felices, sino adormecedores.

Sucede que presento un cuadro de saturación de muertes, misterios, asesinatos. Del ser humano en sus fases más sublimes y más perversas. De la soledad, del vacío. Del mundo emo con caché, nunca llamado emo porque no era apropiado o porque cuando se escribió el libro la palabreja no estaba de moda. Y fue una (pesimista?) revisión a parte de mi biblioteca la que me llevó de la mano a Crisol en busca de un libro donde sus protagonistas no sucumbieran ante la melancolía de todo aquello que les es ajeno, cuasi cantando que "no hay nostalgia peor, que añorar lo que nunca jamás sucedió", con Sabina. No pues. Yo buscaba literatura... digamos... 'feliz'.

Y entonces sucedió. A lo Kevin Arnold, un amigo puso en mis manos un libro cuya contratapa decía lo siguiente: "Conejo de viaje es un libro feliz, recopilado de varios cuadernos felices". Liniers vino a mi rescate. 'Maaanya' me dije. Sonreí como cuando en mi primer Halloween, disfrazada de... (que importa) se llenaron mis espectativas (y mi bolsa) de caramelos. Pero como no todas las historias pueden ser taaan felices, los 59 soles que marcaba el libro, me arrancaron la sonrisa, pero no la sensación.


Al final salí con mi lista de pendientes aumentada en uno, y con "Macanudo" (la 01) y "Rosario Tijeras" en la cartera. Vaya con lo volátil que fue el significado de 'literatura feliz'. Pero fue una compra feliz, a pesar de todo. Como casi todos los días perfectamente reales de la vida.

08 marzo 2009

Oído a la música

Es mejor tener el volúmen del mp3 en 10, que en 30. No, no formo parte de una campaña para reducir índices de sordera, sino de una para poder disfrutar las melodías que del aparatito salen.

Lo malo es que salir por las calles de Lima (no puedo hablar por otra capital, ya que es la única que conozco por el momento) y pretender escuchar música a 10 de volúmen es imposible. Sobre todo si trabajas en el Centro de Lima - cuyos problemas de tránsito harto conocidos por los limeños prefiero no detallar - o si te movilizas de un distrito a otro en horas "punta" (en las que parece que todos los carros que circulan en Lima decidieron ir en la misma dirección que tú).

Pero me refería a las ocasiones en las que uno puede bajar el ritmo (taqui)cardiaco al día. Hace un par de meses (el 2009 avanza muy rápido), pasé todo el día en las alturas de extremo occidente leyendo, y fiel a la tradición, sucumbí a la intención recurrente de ponerme los audífonos y mimetizarme con mis sábanas. Y claro, en la tranquilidad de mi guarida, el 30 reventaba los oídos y me causaba un nauseabundo dolor de cabeza. En cambio, el 10 me enseñaba a diferenciar los tiempos del bajo, los secretos de la guitarra y hasta los engaños de los altibajos vocales.

No es que sea la primera vez que escucho música en la tranquilidad de mi camarote. Fue la primera vez que me percaté de las ventajas de escucharla más bajo que de costumbre. No en 30, sino en 10. Placentero, riquísimo, aleccionador, escapatorio. Y además, remedio contra la 'sordera'! No todo tiene que gritarse... hay cosas que se sienten mejor en decibeles bajos.