No importa si son dos, tres o 10 las horas que llevo durmiendo. Gianfranco diciendo (o gritando)"Madrina, ya amaneció" es lo único que necesito para ser feliz.
Gianfranco ya aprendió a cortar, pegar y ponerle letritas a las fotos, y juntó su foto y la de su hermanito. Entonces, esta es la presentación en sociedad de mis ahijados.
Madrina con babero, no insistir.
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