
Cuenta la historia que un monje que ahora es santo, murió hace más de 1900 años porque se le ocurrió (felizmente para los interesados) desobedecer a un emperador y casar a gente a escondidas. Valentín fue entonces desobediente y valiente, pues sabía que si lo ampayaban (como sucedió), pagaría la "osadía" con su vida, como fue finalmente.El sujeto se las jugó por lo que creyó correcto, y quien se la juega por lo que cree, merece no solo respeto, sino que me saque el bombín y haga una respetuosa venia, sobre todo si no es letal para terceros (bueno, las ideas sobre el matrimonio las podemos discutir...pero ese no es el punto).
En realidad no odio tanto el día de san valentín. Lo odio tanto como solo puedo odiar la prostitución de fechas, pero eso es en general porque prostituyen (valga la redundancia) los ritos, pero me sigo sacando el bombín por quienes conservan la esencia del asunto. Por ejemplo, Virgie y Bubba, el par de tórtolos que han despertado mi vocación de magdalena fuentes al anunciarme que se casaban. Y que yo seré una de las que avale semejante aventura. Por Dios!
Firmaré feliz y mocosa el acta de matrimonio de este par, recordando el inicio de su historia con una versión distinta de una conversación en la catedral, donde las señales, el destino, el rey temporal y el rey eternal fueron las protagonistas. No tengo idea de si los wiyos durarán toda la vida (sería lo ideal, voto por ello) o no, y casi podríamos decir que tampoco me importa (en realidad sí, pero leánlo en el mejor sentido por favor). Me importa más su ahora, feliz.

1 comentario:
amo al amor (sí, soy una cursi desparpajada y sueltísima).
y creo, fervientemente, que el mundo no está tan mal.
luchito decía que el universo es curvado y amoroso.
y yo le creo.
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