15 junio 2014

Sala de embarque

La vida para mí es como la sala de embarque de un aeropuerto.
Creo que empecé a relacionar la vida con los aeropuertos la primera vez que perdí un vuelo, a los 15 años. Aquella fue también la primera vez que me subí a un avión... lo que resulta una serie de hermosas coincidencias en la vida, de esas que no existen.
No sé si Tom Hanks piense en la vida cuando come bombones; a mí se me hace difícil no hacerlo cada vez que toca volver a una sala de embarque. Resulta que para mí la vida sin tomar un avión, o sin la esperanza de hacerlo, no es vida.

1 comentario:

Jomra dijo...

Salud
¿Se imagina que no perdiera medios de transporte? ¡Qué falta de anécdotas!

Hasta luego ;)