11 febrero 2010

Mujer al sol


Mujer al sol = charqui. Siempre me burlé de quienes viven para tostarse al ritmo antojadizo del sol veraniego. Nací en medio del esplendor del verano de 1983, tal vez por eso detesto lo detesto con tanto fervor. Ese año el Perú registró uno de los peores Fenómenos del Niño de su historia, por lo que los rayos ultravioletas y el bochorno que se sentía era, dicen los entendidos, más que insoportable.

Me gusta decir que mi madre estaba a punto de decir "o sales o te saco" mientras sufría bajo el vestido de maternidad, pues lo más probable es que sí lo haya dicho (aunque su vocación de mártir nunca la dejará confesarlo), sobre todo porque al final no salí: me sacaron. Es decir, madre tuvo que sufrir una cesárea perfecta para la línea del vikini para que yo pueda estar ahora, 27 años después, escribiendo estas paparruchadas. Pobre mi madre.

Ahora la tortura del calor ya no viene cortesía del Fenómeno del Niño, sino del calentamiento global que juega con el clima a su antojo. Yo lo sufro doblemente porque trabajo en el Centro de Lima y ahí no solo una está expuesta al sol, sino también al smog más persistente de la ciudad. En realidad a menos que esté desparramada en la playa, sin nada en qué preocuparme que no sea ponerme el suficiente bloqueador para no quedar en estado chicharronesco, nunca me verán cantando "sal solcito, caliéntame un poquito".

Siempre lo mejor del verano serán las nochecitas frescas. La sensación de juventud que trae el recuerdo de las vacaciones escolares. Los helados, cuando me derretía por ellos, y el cabello largo que nunca debí cortarme. La sensación de un futuro interminable. Las tardes de bicicleta (siempre ajenas, nunca mías). Y la idea de escuchar música soñando con desparpajo, o de esconderme bajo la cama a leer.

Los veranos, tal vez porque coinciden con mi cumpleaños (el 15 de febrero para los curiosos), me dan más que nostalgia del pasado, ganas de presente y futuro. Este verano cumplo 27 años. No me trauma mi edad, al contrario. Lo que me da miedo es no seguir creciendo.

1 comentario:

Juan Pepe De la Cruz S. dijo...

Hola Catalina:
Tuve la suerte de acompañarte la celebración de un onomástico tuyo en el Munich, previo a tu viaje a Trujillo.
Recordando la fecha y más recordando tu profesión, me he permitido dejarte un presente con un amigo común, Mario Castro, el pianista del Munich (fono: 995-171-480).
Se trata de un CD con varias interpretaciones de Amelita Baltar, en las cuales se encuentra "Balada para un loco". No debió sorprenderme que te haya gustado esta canción o su letra. La mejor interpretación (a mi parecer) es de Amelita.
Además de "Balada ..., hay una que deseo escuches con los oidos de tu profesión; se titula: "Preludio para un canillita".
Espero sea un buen presente por el lunes 15, cuando celebres un año más de vida. Salud por los otros que vendrán con mejores alegrias que tristezas.
Mario me pidió te comunícaras con el para que te entregue el Cd.
Fraternalmente,

Juan De la Cruz