29 junio 2009

Michael Jackson tenía 50 años cuando murió

Pero tenía 30 y pocos cuando amenazaba venir al Perú con su "Dangerous tour". Entonces mi edad no llegaba a los dos dígitos, pero ya tenía en la cabecera de mi cama el poster bendito, auspiciado por Pepsi. Pero más que su muerte, hay algo que me dejó helada: no podía creer que Michael Jackson tuviera 50 años.



Aunque pensando detenidamente, concluí que no estaba segura si lo que no podía creer es que él tuviese 50, o que yo ya tenga 26.

Cómo pasa el tiempo, que de pronto son años...

21 junio 2009

Vos sabés


No, no. No es que sea día para escuchar a Los Cadillacs. Sólo que seis años después de la muerte de papá y siete años después de la muerte de mi padrino, recién caigo en cuenta que a los dos hombres más importantes de mi vida nunca les regalé nada decente por el día del padre, ni ninguna otra fecha similar.

Ojo, digo que no les regalé nada decente, que no es lo mismo que decir que no les regalé nada.

Entonces me puse a pensar que les hubiese podido regalar este año.

Hice un recorrido de las travesuras que mi padre me permitió benignamente realizar durante mis primeros años de infancia, y aquellas cosas que compartíamos en silencio. Un silencio cómplice, que casi siempre encerraban un tácito "que no se entere tu mamá". Eran cosas sencillas: ver televisión, comer morcilla, tomar café, jugar cartas, llenar el crucigrama, leer el periódico. ¿Por qué no debía enterarse mi mamá? Esas son historias más divertidas que me las reservo porque me da la gana de hacerme la misteriosa y de reirme sola, para que piensen que estoy loca o que "quien solo se ríe, de sus maldades se acuerda".

Papá, debería regalarte este año una biblioteca. Nunca entenderé como te habías leído casi todos los libros existentes sobre la faz de la tierra y nunca tuvimos una biblioteca en casa. No importa, a los padres hay que quererlos, no necesariamente hay que entenderlos (sí, me robo la frase de otro refrán).

Pero en algún momento de la semana cambié de idea. Te regalaría un par de dvd's de películas de Bruce Lee, esas que tanto nos gustaban. Y te armaría una colección de a poquitos. Mientras, te traería un libro cada cierto tiempo, con la misma frecuencia con la que le traigo alguna monería a madrecita. Vos sabés, que si me dabas un tiempo para tener en la billetera un par de reales más, lo hubiese hecho, y hubiese salido de las pantuflas y pijamas. Pero no es mi culpa que siempre hayas estado apurado.

Mientras tanto, también pensaba en mi padrino. Sobre todo porque ayer en casa de Analía, encontré en su mesa de centro un recuerdo que se había perdido en los laberintos de mi antes impecable e inexcusable memoria. Encontré pepitas de eucalipto. Esas que recogía en mis caminatas cajamarquinas mientras escuchaba esa voz fuerte, de militar en retiro que decía "mirate patita loca, las cosas como son" (deberíamos cobrarle a Sprite por esa frase no?). Ahora yo le digo a MI ahijado "mira kimosabi, las cosas como son" (sólo que él piensa que me copié esa frase de la tv...niños!)

Con las ollitas de barro adornando mi escritorio, sonrío pensando en lo churro que te verías aún ahora, y lo bien que te hubiese caído una boina, ploma, a cuadritos. Apuesto que a nadie se le habría ocurrido. Vos sabés, te hubiera llevado el regalo con la misma prontitud con la que acudiste a mi auxilio en mi fiesta de promoción. Pero que culpa tengo yo que los hombres de mi vida sean tan apurados!

Igual, me los imagino caminando, a uno con su periódico favorito (recortarías mis artículos con el mismo afán con el que recortabas las columnas del mirador y las frases célebres?) bajo el brazo y al otro (mira que por hacerte caso duermo 6 horas y sueño 24!) con su abrigo, su chalina y la boina que le debería regalar.

No siempre el hubiera es el tiempo cojudo del verbo haber. A veces es una bonita forma de acomodar la nostalgia al día a día.

14 junio 2009

Domingo


En mi época escolar adoraba los domingos: eran el día previo para volver al colegio, y eso me hacía feliz. Así no haya terminado todas mis tareas o cumplido todos mis propósitos findesemaneros, me provocaba disfrutar este día - a mi manera - leyendo, escuchando música, preparando postres, jugando, viendo televisión... Nada que no hiciera o no pudiese hacer otro día de la semana, pero hacerlos el domingo tenía un feeling especial.

El domingo coronaba la semana de manera especial. El sábado era día para salir (aún lo es) con los amigos, a comprar, a buscar libros a Quilca, etc., etc., etc. Pero los domingos el aire se sentía diferente.

Recuerdo haberme enamorado de la canción de Serrat un domingo. Y haber terminado de leer La Mil y Una Noches un domingo. Y terminar la mudanza de mi cuarto un domingo. Y sentarme a ver el narrador de cuentos. Y preparar mouse de chocolate. Y tomar un lonche opíparo, más allá de lo que mi pequeña barriga soportará históricamente. Y escapar a aprender a jugar 'taco' con los amigos. Y aprovechar para jugar con mi amigo imaginario.

No llueve en Lima. No hay forma de lavarse la nostalgia de aquellos domingos cuyo feeling espero no haber perdido en los vericuetos de la vida.

11 junio 2009

Periodista aprendiz busca Remington Rand desaparecida hace 10 años


Uno de mis recuerdos de infancia, y muy culpable de que mi cabeza vuele y viva entre las nubes, es la vieja Remington que yo juraba sería mi mejor herencia, y que se apartó de la familia por causas desconocidas. Como el padre que se va a comprar cigarrillos y no regresa, ella se fue a la oficina de papá para redactar algunos documentos y parece que olvidó el camino de regreso. Estaba viejita la pobre... le habrá dado alzehimer?

A veces miro la mesa del comedor y me veo a los 13, 14, a los 16 años tipeando de amanecida los trabajos del colegio, mientras soñaba que toda la vida tipearía en ella, y me pregunto... dónde estará ahora?

Y era exactamente así como la ven en la foto... solo que se había salido el esmalte de lo viejita que andaba la pobre, y de todas las cosas que habíamos escrito juntas habían un par de letras que me costaba reconocer a simple vista, pero que mis manos conocían de memoria. Ah, la memoria de los sentidos!

Si alguien la ha visto, por favor, avíseme. Y un pedido a un par de mis grandes amigos que sé me quieren ayudar a encontrarla: no me la regalen!!! No me ayudarían... esta máquina y yo tenemos un tema pendiente, que necesitamos arreglar solo las dos, y para eso tenemos que encontrarnos frente a frente y tengo yo que sacar dinero de mi billetera para pagar la fianza. Pero si me dicen donde encontrarla, les doy un abrazo, un beso y un toblerone.

Entonces, ayudaran a que esta descocada aprendiz de periodista haga que nunca más falte en su hogar una Remington Rand?

05 junio 2009

Soundtrack (I)

Hace poco un buen amigo me dijo que él podía vivir sin música pero no sin libros. Supongo que no tuve tiempo de preguntarle el por qué y pedirle su top 5 de canciones, pero lo tengo apuntado entre las cosas que probablemente nunca podré hacer, por si las moscas.

Lo que si puedo hacer, y me quedó dando vueltas en la cabeza luego de ver "Alta Fidelidad" es mi propio soundtrack. La película altamente recomendable, a pesar de que muchos momentos pasan tan de volada que no permiten precisamente la degustación del producto, pero hay sensaciones que te llevas a tu casa y las aprovechas como mejor te parezcan, no? Como la música. Aquí va mi top 5 parte, parte 1 (al mejor estilo de los cuentos de la criptaaa!)

Lucía (tenía 12 años, tenía gripe, tenía fiebre, tenía una radio vieja pasando esta canción... y 12 años después tenía a Serrat al frente cantandomela)



Can you read my mind? (Por qué la escucho todos los días, desde que la conocí? No tengo la más mínima idea... ni quiero tenerla, no siempre necesito todas mis respuestas)



Y que el idilio nos dure siempre (adoro esta canción, que no he bailado nunca... o mejor dicho, aún)



Papá cuéntame otra vez (porque me resisto a pensar que al final todo da igual)



Historia del tuerto y los ciegos (se puede disimular la estupidez?)



Bonus track

Te quiero (y bueno... la melancolía de Benedetti)